En una operación sorpresa, las fuerzas de seguridad de Córdoba pusieron fin a una fiesta clandestina que contaba con la asistencia de más de 700 personas. El evento ilegal tuvo lugar en una propiedad privada, desafiando las regulaciones sanitarias vigentes en el país.

La intervención policial se llevó a cabo tras recibir múltiples denuncias de vecinos preocupados por la multitud y el ruido. Los oficiales arrestaron a varios individuos, entre ellos al organizador del evento, y se emitieron multas a los asistentes.

Las autoridades y expertos en salud han condenado continuamente estas reuniones masivas debido al riesgo que representan para la propagación del COVID-19. A pesar de las restricciones y las advertencias, este incidente subraya la persistencia de tales fiestas clandestinas.

Las fuerzas de seguridad han reiterado que continuarán tomando medidas enérgicas contra estas infracciones, en un esfuerzo por controlar la propagación del virus y garantizar la seguridad de la comunidad. El incidente en Córdoba es un recordatorio crudo del desafío continuo que enfrentan las autoridades.